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Thomas Alva Edison es conocido por ser un prolífico inventor estadounidense que registró miles de patentes a lo largo de su vida. Entre sus inventos más conocidos están la grabación de sonido, un precursor del proyector de películas, la batería para coches eléctricos, un contador electrónico de votos... y, por supuesto, la bombilla incandescente. Este último, que se ha convertido en su más famosa aportación a la humanidad, requirió de grandes dosis de paciencia y perseverancia. El bueno de Thomas necesitó probar miles de materiales para poder encontrar el adecuado con el que elaborar el filamento interno de la bombilla. Cada vez que probaba uno normalmente se quemaba tras arder un par de horas.
El 21 de octubre de 1879, ante tres mil personas en el Menlo Park de California, Edison hizo la primera demostración pública de la bombilla incandescente. Lució durante 48 horas ininterrumpidamente. Tras el evento, uno de los periodistas le formuló la siguiente pregunta:
- ¿Nunca pensó en tirar la toalla después de tantos fracasos?
- ¿Fracasos? Se equivoca usted. En cada prueba, como la llamo yo, o fracaso, como se atreve a llamarlo usted, he descubierto algo de una importancia vital.
- ¿Y qué ha descubierto?
- Con cada intento fallido he descubierto una razón por la que no funcionaba el invento. Ahora conozco casi mil maneras distintas de cómo no fabricar una bombilla.
Que hoy es un día triste para el gimnasticismo es algo que no se puede obviar. Cada presión al teclado escribiendo estas letras escuece en los dedos. Pero, sorprendentemente, la sensación que tenemos no es de profundo abatimiento como en otras ocasiones. Ayer asistimos ante más de tres mil personas en La Albuera (nuestro Menlo Park particular) a una demostración pública de gimnasticismo como nunca antes nadie había visto. Vimos un equipo que luchó sin desfallecer, como tantas otras veces, y que no pudo llegar a la orilla de la salvación por segundos. Un cuerpo técnico y unos jugadores que hicieron a la bombilla lucir durante 37 jornadas, más que nunca antes en la historia, hasta que el filamento se quemó a falta de 90 minutos para finalizar la demostración.
Tres mil almas que despidieron el experimento con una ovación de más de cinco minutos. ¿Cómo puede ser? Pues porque inconscientemente sabían que, tal y como define la RAE, el fracaso es «la caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento». Y ayer no hubo espacio para el estrépito, ni el rompimiento. Mucha tristeza por la ocasión perdida, alguna lágrima, incluso rabia contenida, pero pleno convencimiento de que los actores participantes saben ya una manera distinta de cómo no fabricar una bombilla.
Ahora llega el momento de preparar la siguiente temporada, una nueva prueba para lograr una bombilla más eficiente, duradera y luminosa. La Primera RFEF tiene tal nivel de exigencia que quizás, en ocasiones, lo urgente ha obligado a descuidar lo importante. Desde estas líneas deseamos a la Junta Directiva y el Cuerpo Técnico un sosegado análisis de este último experimento, detectar todo lo (mucho) que sí funciona y pulir los pequeños errores detectados o lo que se pudo hacer mejor para volver a la carga. Se ha demostrado que la bombilla casi perfecta la tenemos al alcance de nuestra mano, no hacen falta grandes revoluciones.
Y de vosotros, nuestra querida masa social gimnástica, esperamos y confiamos en que la demostración de adhesión a estos colores que hemos visto esta temporada sea el principio de una nueva era. Démonos unos lógicos días de duelo recordando todo lo bonito que hemos vivido. Pero acto seguido analicemos cada uno de nosotros, cual Thomas Edison, los materiales que hemos empleado en nuestro apoyo al equipo, qué ha funcionado, qué podíamos haber hecho mejor (si cabe) y volvamos la temporada que viene con una versión mejorada.
Ánimo a toda la familia gimnástica. Samuel Beckett, dramaturgo irlandés, decía: «¿Lo intentaste y fracasaste? No importa: inténtalo de nuevo, fracasa mejor». Aquí seguiremos, humildes, en pie, con el recuerdo de lo vivido y de tantas generaciones que nos precedieron, jurando seguir jaleando y disfrutando de nuestro equipo casi centenario. ¡Mucho ánimo a todas y todos!