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Triunfar en lo que uno hace

La temporada vivida en la etapa final de formación del fútbol base es de una importancia superior, si cabe, al año del ascenso del juvenil a División de Honor.

Ágora Gimnástica - 16/05/2025

El Juvenil A celebra el ascenso a Liga Nacional (Foto: Chas)

En estos días en que se recuerda a Pepe Mujica, nos ha venido a la mente una de sus frases: «Triunfar en la vida no es ganar. Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae». Y, abrazando esa idea con pleno convencimiento, podemos determinar que la temporada que ahora termina en el fútbol base gimnástico es un enorme triunfo de una importancia capital.

Hace 12 meses la cantera de nuestra Sego sufrió una dramática caída en cadena. Mientras el primer equipo alcanzaba cotas nunca antes vividas desde la perspectiva del nivel y la notoriedad públicas, por debajo de la felicidad generalizada de la afición se producían unos descensos en cadena en la categoría juvenil. El A descendía de Liga Nacional a Primera Regional, mientras que este descenso arrastraba al B de esa misma Primera Regional a categoría provincial. Esta situación en la última etapa formativa, sumada a la ausencia de un filial que pudiera dar las últimas puntadas a las jóvenes promesas antes de poder estar disponibles para el salto al primer equipo, suponía una alerta roja en la vocación de una Gimnástica Segoviana que siempre aspira a apoyarse en la cantera.

Un año después la situación ha dado un vuelco radical: el club ha montado un filial que, comenzando desde las profundidades de la Segunda Provincial segoviana, ha logrado el ascenso a Primera Provincial; el Juvenil A recuperó hace unas semanas el sitio que nunca debió abandonar, ascenciendo de nuevo a Liga Nacional; y recientemente el Juvenil B ha asegurado un ascenso al lugar del que se vio desplazado por arrastre la temporada pasada, la Primera Regional. De modo que volvemos a tener un equipo en la séptima categoría del fútbol español senior y otros dos en las categorías segunda y tercera del fútbol juvenil.

No cabe duda de que estos hechos suponen un éxito que nadie sería capaz de obviar. Cualquier ascenso, por sí solo, es una victoria. Pero el matiz radica en aquello que lo convierte en un verdadero triunfo: lograrlo tras una caída de semejante magnitud, levantándose y resurgiendo. Un feliz resultado colectivo, fruto de lo mejor de la dedicación de muchísimos eslabones de la cadena de transmisión azulgrana: los jugadores y su compromiso; los entrenadores, con una acertada mezcla entre la vocación de los técnicos de la casa (en algunos casos con un tremendo disgusto con los descensos de la temporada anterior) y la experiencia de algunos jugadores del primer equipo; y una estructura de coordinación del fútbol base que ha sido capaz de revertir, con austeridad y sin ponerse nerviosa, el tropiezo que cualquiera podríamos haber firmado en nuestra vida cotidiana.

Por todo ello, además de a los juveniles mencionados, a toda la familia del fútbol base gimnástico sólo nos cabe dedicaros una palabra: gracias. Gracias por el tiempo dedicado, gracias por las satisfacciones regaladas y gracias por el futuro construido. Queremos que seáis plenamente conscientes de que, siguiendo la lógica de Mujica, no sólo habéis ganado: habéis triunfado (incluso en las categorías en las que las victorias no hayan acompañado). Y los triunfos de cualquier gimnástico, en el Ágora, siempre se van a celebrar.

Postdata: dejamos mención especial a la permanencia lograda in extremis, en la última jornada, del Cadete A en Primera Regional.