EL CLUB
El pasado sábado falleció José Luis Lodeiro Muñoz, conocido hostelero segoviano y que fue directivo de la Gimnástica Segoviana en la década de los 80 del pasado siglo, durante el mandato presidencial de Pedro Antonio Hernández Escorial. En su etapa de directivo gimnástico era el enlace entre la junta directiva y los jugadores azulgranas, y su establecimiento era un lugar habitual de ambiente gimnástico. Eran populares en la ciudad las pegatinas que editó de su establecimiento con el patrocinio de su negocio hostelero.
Con él entre los rectores del club la Gimnástica Segoviana regresó en 1982 a la Tercera División, de la mano de Eduardo Caturla como entrenador. Entonces esa categoría ya era la cuarta del fútbol español, tras la creación de la Segunda División B en el año 1977. Aquello fue un salto de calidad para el club tras una década en categorías regionales, a lo que se unió la instalación del césped en el municipal de La Albuera tras la estancia de la selección austriaca en Segovia con motivo del Mundial de España 82.
Lodeiro trabajó desde joven como camarero y se hizo popular como hostelero al regentar la hamburguesería San Remo en los años 80 y primeros 90, frente al ambulatorio de Santo Tomás, en el local que actualmente ocupa Cathedra. Posteriormente trasladó el negocio al centro de Segovia, en la calle Escuderos. Muy popular por introducir una gastronomía informal y entonces novedosa con hamburguesas y sándwich, alcanzó fama entre los clientes con los canapés al estilo de San Remo.
Muy activo en la vida social segoviana, fue durante años presidente de la Asociación de Vecinos de San Marcos, barrio del que procedía. E impulsó de manera decidida las fiestas y la actividad en el barrio del arrabal segoviano, así como la actividad de la Cofradía del Cristo de San Marcos.
Desde su establecimiento colaboró con otros clubes deportivos de la ciudad como los desaparecidos Imperio (de baloncesto masculino), y Jesuitinas (de baloncesto femenino). Otra de sus pasiones fue el ciclista segoviano Pedro Delgado. Y no faltó, como muchos otros segovianos, para celebrar en París su llegada vestido de amarillo en la etapa final del Tour de Francia de 1988.
Descanse en paz.
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