EL CLUB
La temporada 46/47 es la tercera en la que la Gimnástica Segoviana disputa una competición oficial. Es una gran temporada, en la que se queda cerca de poder disputar la promoción de ascenso a Segunda División, que finalmente juegan los dos primeros clasificados, el Real Valladolid y la Unión Deportiva Salamanca.
Como la liga acaba en enero, la Federación Española de Fútbol determina que los equipos no clasificados jueguen una nueva competición de cara a configurar los grupos de Tercera División de la temporada siguiente.
En la séptima jornada de esta competición la Sego viaja a Alcázar de San Juan, en la provincia de Ciudad Real, para enfrentarse al Gimnástico Alcázar. La Gimnástica domina la clasificación con pleno de victorias, seis de seis, en un equipo que dirige José Luis Ispizua.
El viaje comienza con incidencias. La prensa anuncia en la previa que el conjunto azulgrana viajará en tren hasta Madrid, en el eléctrico o en el expreso de Santander. Ya desde la capital proseguirá su viaje en autobús hasta la localidad manchega. Las semanas previas las lluvias son protagonistas en toda España, y eso hace que las carreteras presenten complicaciones, que terminan afectando a la expedición gimnástica. Por el camino el delegado del equipo comunica telefónicamente que el equipo llegará tarde. El partido está programado a las cinco y cuarto de la tarde en el campo de Villa Cristina, y la Segoviana llega a las cinco.
El partido cae del lado de los visitantes, pero un gol de los locales obra de Jovito, anulado por fuera de juego, provoca un escándalo mayúsculo en las gradas del estadio manchego.
La Sego se impone finalmente por 2-3 con un “hat-trick” de Adolfo, y suma su séptima victoria consecutiva de la competición de permanencia en Tercera.
La noticia curiosa, es que la autoridad local determina que el árbitro del partido, el señor Martínez Collar sea detenido por su mal arbitraje, y para así tratar de calmar los ánimos de los espectadores. Una noticia como esta en la actualidad sería viral… y no quiero ni imaginar lo que sería ver a un árbitro detenido cada vez que una decisión causa polémica. No habría sitio en los calabozos los fines de semana.
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